lundi 25 mars 2013

heridas crónicas

Hay fechas que no sufren el paso del tiempo. Son aquellas que nos escriben en el cuerpo, que marcan con el más rojo de los fuegos al alma, y que por sobre todo desvían el curso de la historia de pueblos enteros. A esas fechas no hay que tenerles miedo, sino rememorarlas con coraje, claridad e integridad para construir sobre ellas, aceptándolas como la bisagra que realmente son.
El pensar y repensar, recapacitar y reflexionar sobre nuestra herida más grande como comunidad lleva a que luchemos incansablemente para que ninguno de nosotros deje de recordar, de pedir justicia, de pedir castigo, de pedir verdad. De exigir una explicación frente a la sistemática desaparición de 30.000 de los nuestros. Indispensable es, por cierto, la memoria y la lucha activa. Sin embargo nuestra labor histórica no sólo es la de traer al presente sus luchas y levantar sus banderas, sino también la de resignificarlas y cargarlas de nuestra actualidad, lucharlas con nuestras herramientas, defendernos de nuestros actuales opresores, aprendiendo de errores pasados y generando un movimiento superador, con los pies en la tierra y en el barro de los barrios, discutiéndole con hidalguía al más pintado mientras le tomamos la mano al más excluído.
Considero que el 24 de marzo tiene que sacarnos la lágrima que se merece semejante dolor frente al genocidio de ideales que hemos sufrido, pero esa lágrima tiene que mojar nuestra tierra y hacer germinar un sinfín de luchas y por sobre todo de luchadores, de apasionados, de locos sanos, de irreverentes frente a lo establecidos, de tirapiedras a las autoridades, de buscadores de sueños, sueños que motorizan al cuerpo, sueños que idean una realidad más  plural, más amable, más igualitaria.
Mi lucha, nuestra lucha, es simplemente concretar, hacer tangibles esos sueños. Y que éstos no posean techo alguno.
Les agradezco con el corazón entero el haber entrado en mi vida, demostrándome que hay gente con la cual compartir pensamientos y que quiere poner el cuerpo por sus ideales sin miedo alguno.
Y los abraza llena de rebeldía y esperanza
Chofita-

(a los compañeros)

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