samedi 20 septembre 2014

querido ser brillante

parece que chocan y se retuercen, levantando mucho calor, todas estas penas, todo mi frenesí, toda-la-pura-potencia. quedo así encriptada en cinismo de mártir y heroína taquillera que poco sabe y poco prueba, porque te veo ahí llegándote a oler y sin poderte sentir y siento ese repiqueteo, sabés; yo te digo, me hacés desdoblarme: me parto en dos y quedo carente de un lado y encantada del otro pero a ese, escuchame, a ese lo castraste vos, ¡él no te hizo nada! ¡no debieras de ser tan tajante! aunque yo siento que le di un tiro a tu frente, ¡ay!, siento que maté un niño allí. es que necesito desangrar al perro para embeber la puerta hecha de huesos con su sangre o tal vez matar a un niño como ofrenda a mi Dios, que es el mismo que el tuyo y no, directamente no es. vos entendés de lo que hablo. así es como activamos los encantamientos, así nos oyen los hados: desangrando al perro, matando al hijo.

yo giro y me retuerzo mientras vos fluís, esfumado, desencajando en este más acá, tratando de espiar al otro lado, reconcentrado, tratando. y me dan ganas de agarrarte las manos y estrujártelas un poco, acercándome a tu límite y mirándote los ojos para decirte que sigas flotando, que no hay nada más que ese flotar cariño, no hay nada más, por favor, no te desanimes. después te daría un abrazo, de esos que nos borran los límites de los cuerpos y nos diluyen en la eternidad, esa que desconoce relojes o el-paso-del-tiempo. esa eternidad que deja entrever lo que no podemos decir con nuestras palabras. vos querrías quedarte ahí, para siempre. no me hagas preguntas, no querés saber mis respuestas, nada podrían decirte ellas. ¡si son de este acá! pero no me dejés hablando sola tampoco, yo confío en vos, confío en que encuentres la ventanita, sabés.

la que te haga ver-




Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire